Ezequiel es un jugador de Alevín del San Juan. En el transcurso de un partido (alrededor del minuto 56) Ezequiel comenzó a llorar en el suelo debido a que le habían dado un golpe muy fuerte en el gemelo; bueno, aunque no fuese ese exactamente el motivo de sus lágrimas, sino la falta no arbitrada. En este momento un aficionado de la grada comenzó a gritar al árbitro, el cuál era su padre. Acto seguido, Ezequiel decidió hablar a su padre, tranquilizarle y mandarle guardar silencio. Además de esto también se dirigió al árbitro, pidiéndole que por favor ignorara a su padre.
Ezequiel ha mostrado a su temprana edad una deportividad inmensa, de la cuál actualmente mucha gente carece, por ello su club ha decidido hacerle entrega de un brazalete verde, simbolizando tal acto.
Actualmente estamos tan acostumbrados a ver escenas violentas en los partidos que seguramente mucha gente desconocerá incluso la existencia de dichos brazaletes verdes, los cuales simbolizan gran deportividad.
Para comenzar mi crítica a la agresividad en los partidos de fútbol me gustaría hacer hincapié en los famosos "ultras". Para quién no sepa qué es un ultra os agrego una breve definición: es el nombre que damos en Europa a algunos grupos de aficionados organizados que apoyan a equipos deportivos (principalmente de fútbol), además de caracterizarse por amedrentar a otros jugadores o aficionados rivales mediante el despliegue de banderas, pancartas, cánticos, agresividad, etc. Estos grupos de personas suelen compartir en gran cantidad de ocasiones ideologías políticas, religiosas, etc. Muchas de estas personas quedan en lugares y fechas concretas para realizar batallas en plena calle por el simple hecho de pertenecer a equipos contrarios. En ocasiones estas peleas destrozan el inmueble de toda su cercanía o incluso avalanchas de personas al darse durante los partidos. La entrada a estas personas a los partidos o el simple desplazamiento de un país a otro debería estar prohibida. Todo acto de dichos ultras se resumen en violencia sin causa.
Por otro lado, los padres como aficionados (o no) al fútbol, muchas veces apuntan a sus hijos a practicar dicho deporte. Como padres y protectores de sus hijos, ven a estos como individuos profesionales, a los cuales si hacen daño o ven doloridos no pueden evitar defender. Esta es una mentalidad que deberíamos intentar cambiar en todos los padres. No deben ir a ver un partido para estar atentos a cuando deben protegerle o ver que les ha sucedido, sino que deben ir a disfrutar del juego y sobretodo a animar a sus hijos, transmitiéndoles así gran confianza en sí mismos. Muchas veces las principales discusiones e insultos se dan entre padres por este mismo hecho (por ser padres de diferentes equipos, por ser uno un padre del que ha cometido la falta y el otro ser padre del que la ha recibido...). Si los niños ven este tipo de comportamientos (ordenes de entrenador -algo que no son-, discusiones, agresiones, gritos, etc) los interiorizaran y serán aprendidos y desarrollados en un futuro.
En conclusión, podríamos distinguir entre dos tipos de fútbol: fútbol profesional (educación basada exclusivamente en el deporte, en este caso el fútbol, el cuál siguen como forma de vida. Ej: jugadores de 1ª y 2ª división, principalmente) y fútbol amateur o aficionado (tienen gustos, estilos de vida y formas de ver el deporte de distinta forma, sin formación ni psicología profesional. Ej: cualquier aficionado al deporte). En el caso de estos últimos, la falta de capacidades psicológicas a mi parecer es uno de los principales motivos por los cuales surgen grupos de ultras, ira hacia árbitros o incluso discriminaciones. Esto es así porque el fútbol, como muchos otros, es un deporte de contacto y agresividad; agresividad que debemos aprender a controlar como profesionales para evitar este tipo de situaciones. No debemos confundir agresividad con agresión, pues lo primero es ir fuerte, con intensidad; mientras que lo último es hacer daño con saña.
Algo que también me parece muy importante de destacar son las agresiones psicológicas que se realizan a jugadores profesionales, los cuales en muchos casos pueden acabar con depresiones que pueden acabar con su carrera, incluso provocando su muerte como fue el caso de un portero del Barça, conocido como Robert Enke.
Ezequiel ha mostrado a su temprana edad una deportividad inmensa, de la cuál actualmente mucha gente carece, por ello su club ha decidido hacerle entrega de un brazalete verde, simbolizando tal acto.
Actualmente estamos tan acostumbrados a ver escenas violentas en los partidos que seguramente mucha gente desconocerá incluso la existencia de dichos brazaletes verdes, los cuales simbolizan gran deportividad.
Para comenzar mi crítica a la agresividad en los partidos de fútbol me gustaría hacer hincapié en los famosos "ultras". Para quién no sepa qué es un ultra os agrego una breve definición: es el nombre que damos en Europa a algunos grupos de aficionados organizados que apoyan a equipos deportivos (principalmente de fútbol), además de caracterizarse por amedrentar a otros jugadores o aficionados rivales mediante el despliegue de banderas, pancartas, cánticos, agresividad, etc. Estos grupos de personas suelen compartir en gran cantidad de ocasiones ideologías políticas, religiosas, etc. Muchas de estas personas quedan en lugares y fechas concretas para realizar batallas en plena calle por el simple hecho de pertenecer a equipos contrarios. En ocasiones estas peleas destrozan el inmueble de toda su cercanía o incluso avalanchas de personas al darse durante los partidos. La entrada a estas personas a los partidos o el simple desplazamiento de un país a otro debería estar prohibida. Todo acto de dichos ultras se resumen en violencia sin causa.
Por otro lado, los padres como aficionados (o no) al fútbol, muchas veces apuntan a sus hijos a practicar dicho deporte. Como padres y protectores de sus hijos, ven a estos como individuos profesionales, a los cuales si hacen daño o ven doloridos no pueden evitar defender. Esta es una mentalidad que deberíamos intentar cambiar en todos los padres. No deben ir a ver un partido para estar atentos a cuando deben protegerle o ver que les ha sucedido, sino que deben ir a disfrutar del juego y sobretodo a animar a sus hijos, transmitiéndoles así gran confianza en sí mismos. Muchas veces las principales discusiones e insultos se dan entre padres por este mismo hecho (por ser padres de diferentes equipos, por ser uno un padre del que ha cometido la falta y el otro ser padre del que la ha recibido...). Si los niños ven este tipo de comportamientos (ordenes de entrenador -algo que no son-, discusiones, agresiones, gritos, etc) los interiorizaran y serán aprendidos y desarrollados en un futuro.
En conclusión, podríamos distinguir entre dos tipos de fútbol: fútbol profesional (educación basada exclusivamente en el deporte, en este caso el fútbol, el cuál siguen como forma de vida. Ej: jugadores de 1ª y 2ª división, principalmente) y fútbol amateur o aficionado (tienen gustos, estilos de vida y formas de ver el deporte de distinta forma, sin formación ni psicología profesional. Ej: cualquier aficionado al deporte). En el caso de estos últimos, la falta de capacidades psicológicas a mi parecer es uno de los principales motivos por los cuales surgen grupos de ultras, ira hacia árbitros o incluso discriminaciones. Esto es así porque el fútbol, como muchos otros, es un deporte de contacto y agresividad; agresividad que debemos aprender a controlar como profesionales para evitar este tipo de situaciones. No debemos confundir agresividad con agresión, pues lo primero es ir fuerte, con intensidad; mientras que lo último es hacer daño con saña.
Algo que también me parece muy importante de destacar son las agresiones psicológicas que se realizan a jugadores profesionales, los cuales en muchos casos pueden acabar con depresiones que pueden acabar con su carrera, incluso provocando su muerte como fue el caso de un portero del Barça, conocido como Robert Enke.
Buenas. He leído tu post y me parece muy interesante a la par de importante, tratar el tema de la agresión tanto en el fútbol como en el resto de deportes. Hoy en día el fútbol es algo que está muy globalizado y a lo que todos le damos demasiada importancia, a veces más de la que deberíamos (me incluyo). No tenemos por que tomarnos este deporte en concreto, tan a pecho, deberíamos tomar conciencia de que la violencia no hace que ganemos o perdamos los partidos, los equipos necesitan a su afición animándoles y no peleando los unos con los otros. Siempre utilizamos el fútbol como tema de debate en las cenas familiares, o tema de conversación entre amigos y siempre llevan al mismo desenlace; broncas, peleas, gritos, etc. Podemos dar nuestro punto de vista sin llegar a enfadarnos, respetando los gustos de los otros...
ResponderEliminarPor supuesto esta reflexión no solo debemos llevarla al fútbol si no a otros aspectos de la sociedad, con un pequeño granito de arena que cada uno aportase la convivencia sería más sencilla, olvidándonos de las diferencia, los prejuicios, y las clases.
No podría haberlo dicho mejor Patricia. En la actualidad el fútbol se ha vuelto tan polémico como la política, sacar ambos temas en una cena es saber cual será el resultado; lo que me lleva a preguntarme si en realidad la sociedad hemos perdido el respeto y la aceptación de las opiniones de los demás.
EliminarMe ha encantado que te pasaras por aquí, muchas gracias :)
Hola Nazaret, leí tu entrada y me pareció muy interesante. Es verdad que el fútbol hoy en día es el deporte más importante, comercializado y conflictivo. Añado a ésto que a mi nunca me ha gustado y siempre lo han visto como algo raro pero si que he visto las discusiones entre amigos o familiares que provoca el apoyar a un equipo u otro e incluso el odio hacia ellos. Una de las razones por las que no me gusta es la cantidad de peleas que genera, viendo como hay discusiones entre padres e incluso agresiones verbales, en los peores casos físicas, de padres hacia otros jugadores o árbitros, quienes están haciendo su trabajo, cuando son niños que juegan con ilusión y por deportividad, que al fin y al cabo no se llevan nada material, solo el orgullo de ganar o ganas de esforzarse un poco más para conseguirlo.
ResponderEliminarSi apartamos esto y pensamos en los grandes partidos las peleas entre ultras suelen ocasionar daños y a veces incluso muertes, como se hemos visto en muchas noticias. Ese niño es un gran ejemplo a seguir y ojalá todos los deportistas, ya no solo dentro del fútbol, fueran así.
Estoy completamente de acuerdo con tu postura, yo tampoco aprecio el fútbol como deporte debido a todo el odio que genera actualmente, además de que siempre me ha resultado un deporte poco atractivo. Pero está claro que genera a muchas otras personas pasiones, algo que deberíamos comenzar a valorar más. Debemos inculcar a los niños al respeto y el amor por el deporte y evitar que se sientan atraídos por los actos violentos que muchos otros adultos emprenden.
ResponderEliminarEs un placer tu comentario, gracias por pasarte por aquí :)